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Paternando

La distancia óptima

Actualizado: 17 mar 2019



Desde las primeras veces que salía con mi hijo a la plaza buscaba ponerme en algún lugar estratégico que cumpla con dos condiciones: darle seguridad y al mismo tiempo libertad. O sea, tratar de evitar cualquier accidente, pero también favorecer su independencia. Se trata de encontrar lo que se conoce como Distancia Óptima.

Otra costumbre que tuve desde el principio fue empezar a jugar con él y que ese juego favorezca el contacto con los otros chicos o chicas. Siempre tuve la sensación de que eso le daba la seguridad que necesitaba y podía ver (por imitación ?) como se hacía. De algún modo confío en que con esto iba ganando confianza y podía ir soltándose y comenzar relacionarse mejor con su entorno. Sigo creyéndolo.

Muchas veces es él mismo quién me busca para jugar con uno de sus nuevos amigos y así sumar un integrante al juego. Generalmente soy el monstruo que los persigue y que de pronto pasa a ser el perseguido o el pasajero del tren que espera en la estación a que este se detenga y lo lleve a dar una vuelta. Estoy convencido que estar disponible para estos juegos fortalece mucho nuestra relación.

A medida que va haciéndose más grande, me voy alejando cada vez un poco más, pero siempre quedo atento a qué es lo que va sucediendo. Eso me da la posibilidad de observar situaciones y reacciones que sin la mediación de un adulto, pueden terminar en llanto para alguno de las partes, mientras que, cuando se interviene a tiempo, se puede canalizar y organizar mejor esos momentos, o sea, aprovecharlos así como excelentes oportunidades de aprendizaje.


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